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Proyectos Telemáticos PDF Imprimir E-Mail
Escrito por Sabina Redondo i Anna Pérez   
Sunday, 17 de May de 2009
Sabina Redondo: Psicopedagoga en un IES i col·laboradora de la UOC. Membre d'IEARN-pangea i del projecte El món dels llibres i del projecte de l'Equip Lacenet. Anna Pérez: Mestra i coordinadora d'informàtica. Formadora de l'àrea TIC i de l'ICE de la UB. Membre d'IEARN-pangea i de la Xarxa educativa de Ravalnet.

 
Cuando hablamos de proyectos telemáticos lo hacemos desde el contexto de las nuevas tecnologías integradas en la didáctica de forma estratégica, y como una mejora de los planteamientos educativos en el aula. Actualmente contamos con blogs, webquests y todo tipo de propuestas que siguen los principios constructivistas, y al igual que éstos, un proyecto telemático forma parte de las Tecnologías del Aprendizaje y la Comunicación (TAC) con nombre propio.



Pero un proyecto telemático es algo más que una web accesible desde Internet. Detrás de los contenidos que se presentan y de los diversos espacios de participación, hay personas, niños y niñas, chicos y chicas, de diferentes escuelas  que se comunican junto a sus maestros y  maestras, que trabajan de manera colaborativa con el equipo coordinador del proyecto[1]. Los proyectos telemáticos los crean profesionales de la educación que se constituyen en equipo coordinador y que los mantienen siempre activos a partir de dos premisas básicas: participación y comunicación.


Innovar, hacer algo que antes no hacíamos, es sinónimo de progreso si vamos hacia una educación de calidad dónde los roles de los profesores y de los alumnos cambian en pro de la comunicación, y donde las iniciativas de trabajo fomentan la autonomía. Por eso hablamos de proyectos telemáticos colaborativos e interdisciplinarios. Desde esta perspectiva, los proyectos telemáticos tienen hoy más futuro que nunca, ya que permiten incorporar unas herramientas que hacen posible el desarrollo de las competencias lingüísticas y audiovisuales así como de las digitales.

En estos momentos en que nos planteamos programar y evaluar por competencias[2], tenemos que reflexionar sobre cómo actuamos en clase. Ya no podemos hacer las cosas como se han hecho siempre, tenemos que tener muy claro que no hay una única fuente de aprendizaje y que nuestros alumnos aprenden a partir de la interacción entre ellos, a través de las informaciones que encuentran en diferentes fuentes (los clásicos en papel, como los libros, pero también, y mucho más actual y próximo para los alumnos, a través de plataformas audiovisuales, textos multimedia, en Internet, sonidos, vídeos...). La escuela tiene que abrir las puertas a la tecnología pero desde una mirada pedagógica y didáctica. Por muchas máquinas que un centro tenga no se garantiza que se haga un uso que potencie la consecución de la competencia lingüística y audiovisual. Hay que darse cuenta de que las máquinas tienen que estar al servicio de la creatividad y de la imaginación, tienen que potenciar que los chicos y las chicas aprendan y se expresen, tienen que hacer crecer su autonomía y responsabilidad y tienen que potenciar el trabajo en grupo como  base de la colaboración. Sólo trabajando de esta manera podremos afirmar que el alumno es el protagonista de su aprendizaje.


Además, tenemos frente a nosotros a uno de los desafíos educativos más importantes, desafíos que lo son a escala mundial: el camino hacia la escuela inclusiva[3], una escuela que acoge y valora a todos. En nuestra sociedad muchos jóvenes acaban la escuela con titulaciones que no los ayudan a la inserción social, mientras otros están en instituciones de educación especial y otros simplemente abandonan la escuela antes de acabar la escolarización obligatoria o no siguen su formación. La educación inclusiva parte de la convicción de que la educación es un derecho básico de las personas, la base para crear una sociedad más justa y una manera de dar respuesta a los chicos que tienen dificultades dentro del sistema educativo. Los proyectos telemáticos ayudan a transformar la escuela para dar cabida a todos los alumnos.


Con este marco como contexto, decíamos que los proyectos telemáticos tienen más futuro que nunca, más retos que nunca, ya que permiten poner a trabajar al mismo tiempo, y en el mismo proyecto, a diferentes escuelas que iniciarán un proceso común de aprendizaje en red. La actividad puede ser muy diferente, dependiendo del proyecto telemático, pero siempre tiene que procurar que los alumnos aprendan los unos de los otros a través de la utilización de herramientas telemáticas.


Puede ser que el proyecto plantee participar en un foro donde los alumnos tienen que compartir su opinión, o bien explicar cómo son y dónde viven. ... Esta actividad es sencilla y no implica grandes conocimientos técnicos pero garantiza trabajar la lengua escrita al cien por cien, ya que cada texto que se cuelga al foro, supone la redacción de un borrador, para después corregirlo y mejorar su estructura y cohesión.


Se tienen en cuenta las normas ortográficas, sí, pero siempre a partir de sus propias producciones que tienen el objetivo de ser leídas por otros chicos y chicas, y por lo tanto de comunicar, de manera que los alumnos son los primeros interesados en que su texto 'no tenga faltas', es decir, son los mismos chicos y chicas quienes van preguntando si va con 'b' o con 'v'. Cuando los textos son propios y tienen la intención de comunicar de verdad, las normas ortográficas cobran sentido, seguramente es el momento que se vuelven significativas para el alumnado y por lo tanto, las pueden incorporar y hacerlas suyas.´


La participación en foros permite una estructura más reflexiva y permite trabajar la lengua en todos los sentidos, pero todavía hay algo más interesante para ellos: el contenido de los mensajes. En los foros los alumnos tienen al alcance textos que facilitan información de primera mano: pueden llegar a entender cómo se vive en una localidad concreta pero no porque lo dice el libro de texto, sino porque un alumno, con características parecidas, está dando esta información. Por lo tanto, con un sencillo foro conseguimos que el alumnado sea el creador de la información, que el aprendizaje sea compartido y en red y que el alumno tome el protagonismo de su aprendizaje.


Hoy en día hay muchas herramientas que nos permiten hacer comunicaciones 'en directo' y de forma sincrónica con otras escuelas. Hacer videoconferencias es muy fácil y tenemos diversas plataformas que nos lo permiten hacer, desde el chat de vídeo del Gmail al Skype. Sea como sea, vale la pena que demos la palabra a los alumnos, que los pongamos en contacto a través de proyectos telemáticos y que nos demos cuenta que su capacidad de comunicar y de crear es muy grande.


Pero como decíamos al inicio, detrás de un proyecto telemático hay personas, maestros y maestras, profesores y profesoras que conforman los equipos de coordinación. Actualmente esta dedicación está basada en el voluntarismo, cosa que dice mucho del capital humano educativo de este país, pero si queremos que los proyectos telemáticos lleguen al máximo de escuelas posibles, hará falta que la Administración haga una apuesta decidida dando apoyo en forma de tiempo disponible para los profesionales que ponen los proyectos a disposición de todos.





Referències:

 

[1]  PEREZ, ANNA i REDONDO, SABINA (2006) Projectes telemàtics a l'educació primària: un recurs per transformar l'escola. Editorial UOC

http://www.editorialuoc.com/desc_colleccio.ysi?Lang=cat&Colleccio=32 

 

[2] CURRÍCULUM I ORGANITZACIÓ es un portal que recoge informaciones y documentos de cariz pedagógico, normativo y también de organización y calidad para el profesorado

http://phobos.xtec.cat/edubib/intranet/

 

[3] AINSCOW, M., BOOTH, T. (2004); Índex per a la inclusió. Guia per a l’avaluació i millora de l’educació inclusiva. Barcelona: ICE UB

 
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